jueves, 16 de abril de 2015

Sentido y sensibilidad. "¡Me voy de putas!"

Inmediaciones del lugar de la entrevista
En algunas ciudades existen calles cuya actividad cambia de forma radical con el devenir de las horas. Por la mañana son el campo de trabajo de actividades portuarias y por la noche el mayor lupanar callejero nunca imaginado. No recuerdo qué noche fue pero regresábamos a casa mi hija, mi compañera y yo. Al intentar acortar la ruta para que la llegada a casa no fuese más larga optamos por caminar por una de las principales avenidas portuarias de la ciudad.
Al poco de hacer nuestra incursión en dicha zona nos encontramos en la acera contraria a dos prostitutas. Una de ellas hacía ‘branding’ y de manera muy tangible al tener sus senos al descubierto, por lo que intentaba generar ‘viralidad’ entre los conductores que circulaban por la misma rúa.
Al percatarse de que veníamos con una niña, acto seguido, se cubrió los pechos y se puso de espaldas a nosotros. Me sorprendió y, al mismo tiempo, me encantó ese gesto de respeto y humildad, que evidenciaba que no era por los adultos, sino por nuestra criatura. Como si tal cosa proseguimos nuestra marcha.
Pero ya en casa tenía en mente cenar rápido y pertrecharme con el equipo de fotografía, libreta y grabadora y salir en busca de esa prostituta. Quería saber quién era; por qué estaba en esa situación y a quien debía su vida para llegar a eso.
Al salir por la puerta no se me ocurre otra ocurrencia que decirle a mi compañera: “¡Me voy de putas!”. Ella al verme con el equipo de faena ya se imaginaba perfectamente cuál era mi objetivo y con una sonrisa pícara va y me responde “bueno… cuídate”.
La mujer resultó ser de fuera de la ciudad. Había decidido ejercer tal oficio porque la conservera para la que trabajaba se fue a pique por la crisis  y se quedó sin “guita” para poder mantener a sus dos hijas menores.
“Soy puta, madre maltratada por un alcohólico, sin trabajo ni dinero”, me decía ‘Lupe’, su “nombre de guerra” aunque por aquí desde hace años “a pocos ‘se les dispara’ en cualquier callejón”.
“Vienen con lo justo, veinte miserables euros, y solo les falta pedir el libro de reclamaciones”, remarcaba ‘Lupe’.
Al explicarle que mi interés en dar con ella fue por el gesto de respeto hacia mi hija, la respuesta de ‘Lupe’ fue “qué menos, tengo dos niñas y nunca me gustaría que ellas me viesen ni supiesen que ejerzo de puta”.
“Aquí la gente es más puta que yo. Y más cínica. Basta que se enteren a qué te dedicas de noche para que seas una mierda”, a lo que yo le repliqué que eso no era cierto porque “evidencias que tienes educación y que vales un montón como persona”.
“Sí José, pero cuando estás en este sitio a esta hora intentando ganarte los cuartos, muy pocos entienden que somos personas. Y mucho menos se preocupan por charlar con nosotras e interesarse por nuestra vida y por quienes somos. Porque no somos nadie”, concluyó ‘Lupe’. 
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4 comentarios:

  1. Los detalles de sensibilidad, tanto de la prostituta hacia tu hija, como el tuyo al hablar con ella, me parecen encantadores.Deberíamos aprender a detectarlos y a valorarlos...miraríamos el mundo de otra manera.
    Enhorabuena por la iniciativa, seguro que nos permitirás descubrir historias preciosas que nos llegarán al alma. Un beso

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    1. Muchísimas gracias Cinhalam por tus palabras, tu confianza en mi trabajo y por tu apoyo. Se trata de eso: de llegar al corazón de la gente con historias del corazón y no es fácil, pero te prometo intentarlo. Un beso grande.

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  2. Enhorabuena por tu sensibilidad y tu proyecto. Sin duda me haré seguidora tuya para descubrir lo que nadie se molesta en ver. Bicos.

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    1. Gracias Gemma, gracias de corazón por tus palabras y por 'seguirme la hebra' (como dicen en mi tierra, Gran Canaria) a través de este medio, y por tomarte la molestia de leerme. Espero no defraudarte en la vida, compañera. Un bicazo.

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